jueves, 16 de julio de 2009

Abuso Sexual Infantil. Las Victimas

El adulto -varón o mujer- que denuncia haber sido víctima de abuso sexual en su infancia, pone a la vista, da testimonio, de la caída de un mito elemental de la cultura, que dijo que los/as niños/as no tienen sexualidad.

Desde el momento en que la sexualidad infantil es puesta a la vista por quien padeció abuso sexual en su infancia, esto contradice un mandato fundamental de la vida en sociedad : los adultos cuidan y priorizan la salud de lo/as niño/as.

Frente a esto es habitual -aunque no excluyente- que sea la sexualidad la que entra "en tela de juicio". "¿Porqué no le dijiste a tus padres?", "si esperaste tanto para decirlo es porque te gustaba" ... "no quedes embarazada de tu hermano porque tu padre lo mata" ... "vos lo habrás provocado" ... etc.etc.etc..

Pareciera ser que más es puesta en tela de juicio la propia sexualidad de la víctima infantil, cuánto más cercano a la familia es el abusador sexual. Cuando el abuso sexual del que fue objeto, más contradijo el mandato fundamental del cuidado... tanto hasta el punto de no poder reconocer que en esto radica todo el tema.

Esto de la cercanía del abusador con la familia, no es excluyente para que acontezca esta puesta en tela de juicio de la sexualidad por sobre el delito. Hay historias en las que aparece un extraño a la familia que -por la lectura de la reacción familiar frente al acontecimiento del abuso : no reconocerlo, negar la verosimilitud del relato, no ver los datos que el/la niño/a SIEMPRE da- podríamos pensar que pone en acto "algo" que está flotando en ese grupo familiar.

Así -poniendo en tela de juicio la sexualidad del infante- se culpabiliza a la víctima. Al niño o la niña que este adulto que hoy dice, alguna vez fue. Se trata no ya del daño que provocó en él o ella "un abusador sexual", sino del daño que produce todo un grupo familiar que ejerció y ejerce el abuso psicológico sobre aquel niño o niña, y sobre este adulto. Todo un grupo familiar que encuentra en él o ella un chivo expiatorio dilecto para su patología. Un/a niño/a está en sus manos, lo moldean a su antojo, depende absolutamente de sus mayores, no tiene formada su identidad ni su psiquismo... es la presa perfecta....

El abuso psicológico muchas veces se ejerce sólo por negación o por denegación (negar, y negar que se niega).

  • Si los adultos niegan, y niegan que niegan,

  • si nadie se hace cargo de amparar al niño/a frente a los hechos de los que es víctima para que estos cesen,

  • si nadie denuncia poniendo una palabra allí donde el/la niño/a no puede aún ponerla,

  • si nadie "paga" por victimizarlo,

  • si nadie repara la situación de "víctima" del niño o la niña,

  • toda "la culpa" del acto del abuso -sexual y psicológico-, queda del lado de él o ella. No hay otro para hacerse cargo y él/ella la llevan en su vidas a lo largo de los años.

Van creciendo... y los caminos que puede tomar estas situación de victimización sostenida en el tiempo, son en general dos :

Repetir la historia del abuso como "normalizada" en su vida, emparentándose con esta psicopatía. Algo así como : "los/as niños/as son un objeto degradado (como yo lo fui), una propiedad, de la que se puede hacer "uso"". Este grupo no sentirá remordimiento ni culpa por su accionar, a pesar de haberla padecido. La psicopatía no es una enfermedad, en el punto en que todo el sufrimiento recae sobre el otro, no sobre quien la padece. Así se perpetúa la historia del maltrato generación tras generación.

O irá adquiriendo en su vida otros modelos y por comparación verá que eso que estaba "normalizado" en el grupo familiar, o de lo que no fue resguardado como niño/a que era, no es así para otros referentes... Será este el grupo de víctimas de abuso sexual, que padecerá profundos sentimientos de "culpa" más o menos conscientes.

La culpa sobre los acontecimientos del abuso, que puede sentirse efectivamente o traducirse en el silenciamiento de lo acontecido y hasta en el olvido.

La culpa sobre la no respuesta familiar que insistirá en perseguir a lo largo de los años, reeditando y perpetuando la situación de abuso durante la vida con aquellos y otros vínculos.

La culpa por ser el exponente de una sexualidad infantil degradada por un adulto.

La culpa por no haber podido frenar esos acontecimientos, cuando no estaba en sus manos hacerlo.

La culpa por no recordar... por dudar si recuerda "todo" lo que sucedió...

La culpa por ser quién "denuncia" aquello que pretendió ser silenciado... tanto con la palabra, como con la infelicidad, como siendo "el bicho raro" de aquella familia.

Muchas veces estos sentimientos -e incluso los episodios de abuso- permanece inaccesibles a la memoria del adulto abusado en su infancia durante muchos años. Aparecen en su vida a modo de sufrimientos difusos en su sexualidad, de adicciones, depresión endógena, vínculos violentos, nuevas victimizaciones ... En este "destino" que adquiera la victimización por abuso sexual en la infancia, no son ajenas cuestiones situacionales y de género.

La pregunta de "porqué no frené aquello" y "porqué no puedo con esto hoy", martilla de modo más o menos consciente, la cabeza de quienes padecieron abuso sexual en su infancia.

P.D.: mi reconocimiento a un grupo de mujeres y varones víctimas de abuso sexual en su infancia, sin cuyos invalorables testimonios y generosidad en compartirlos conmigo, no podría realizar esta serie de trabajos referidos al tema.


Por María Adela Mondelli

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