“En nuestro tribunal hemos revisado la estadística y encontramos que, durante 2007, tuvimos 15 audiencias sobre abuso sexual. De ellas, 14 terminaron en condena. La amplísima mayoría fue en perjuicio de menores de edad y tuvo como imputada a una persona, un hombre, del entorno cercano de esa víctima”, dice el vocal de la Cámara 4ª del Crimen de la ciudad de Córdoba, Jorge Montero. El juez recibe a este diario a la salida de otra audiencia a puertas cerradas que confirma la regla. En estos días están juzgando a un hombre de 43 años al que le endilgan haber abusado y embarazado a la hija adolescente de la concubina.
“A la luz de la estadística, confirmamos que es el ámbito intrafamiliar donde más se genera el abuso sexual. Aparece como una de las manifestaciones más graves de la violencia familiar”, apunta el juez,
Luego agrega algo que también aparece como una constante en los casos que llegan a juicio: “Generalmente, son hechos que se ven favorecidos por situaciones de marginalidad”.
El juez Montero indica que al momento de dictar sentencia, ese contexto socioeconómico se valora como una pauta para la mensuración de la pena a imponer. “De todos modos –indica–, lo importante es el tema del daño en la víctima, ya que en la mayoría de los casos el abuso importa una proyección no sólo física, sino también psíquica, en el presente y en el futuro. Afortunadamente, ahora existen más alternativas de abordaje”.
En la Cámara 9ª del Crimen, prácticamente se repite la misma situación. De analizar las 12 causas por abuso sexual juzgadas el año pasado y actualmente en trámite en ese tribunal, surge que las víctimas fueron casi todas menores de 13 años (también aparece una joven mayor de edad, discapacitada) y los agresores, hombres del entorno cercano: padres, tutores, vecinos, padrinos.
En esos juicios se aplicaron condenas graves, algunas de ocho, nueve, 10 y hasta 14 años de prisión, especialmente cuando en el expediente el abuso sexual fue unido a la figura de la corrupción de menores.
Causas complejas. “Este año, por ahora, viene más tranquilo que el anterior. De las 30 causas con y sin preso con citación a juicio, hay dos por abuso sexual, lo que es menos de 10 por ciento. En 2007, en cambio, la proporción fue mucho más elevada: tuvimos 30 por ciento de audiencias por este tema”, dice el juez Daniel Ferrer Vieyra vocal de la Cámara 11ª del Crimen de la ciudad de Córdoba.
El camarista confirma que a su tribunal llega el mismo patrón criminal que en los otros. “El común denominador es el abuso intrafamiliar, en víctimas menores de edad, de ambientes o condiciones vulnerables”, señala.
Ferrer Vieyra explica que, en la Cámara 11ª, abordan estos juicios de manera colegiada (con los camaristas Nereo Magi y Graciela Bordoy de Pizzicari), porque “son causas complejas en las que casi nunca hay prueba directa, sino indiciaria; y en las que la declaración de responsabilidad supone penas altas: un abuso calificado por el vínculo prevé una escala de ocho a 20 años”.
Precisamente por esta característica de la prueba, son causas que muy rara vez se analizan en juicios abreviados.
“El acusado casi nunca confiesa. Rara vez declara sobre la acusación, sino que adopta como postura defensiva la negativa de los hechos y la abstención; entonces, cobra gran importancia el análisis exhaustivo de los indicios, de los estudios criminológicos, las pericias y las testimoniales”, explica el juez.
Pese a todas estas dificultades, Ferrer Vieyra señala que, en un 90 por ciento de los casos, los juicios concluyen en la condena del acusado”.
Concubinos, abuelos. Esta semana, a puertas cerradas, las cámaras del crimen continuaron analizando más causas sobre abuso sexual. Todas, según las sentencias, generadas en el ámbito familiar de las menores de edad víctimas de los hechos.
En la Cámara 6ª, un hombre recibió 10 años de prisión por violar a su nieta adolescente. Fue uno de los pocos casos en los que hubo confesión del imputado. Vale aclarar que el hombre fue descubierto en flagrancia, una tarde de febrero de 2007, por un policía que patrullaba por Camino a San Carlos y vio a una pareja manteniendo relaciones en un Ford Taunus. Al ver que se trataba de un hombre adulto con una adolescente, les pidió documentos, pensando que había detectado un caso más de prostitución de menores. Y el procedimiento reveló que eran abuelo y nieta. El abusador, además, era el encargado de cuidar a la chica, dado que el padre de la víctima está preso, condenado por la matar a la madre. Drama sobre más drama.
En la Cámara 8ª del Crimen, el miércoles fue condenado a nueve años un hombre, por violar a la hijastra, de 13 años.
El jueves, en ese mismo tribunal, otro hombre, de 43 años, recibió 11 años de prisión por abusar de la hija de su concubina. Al momento de los hechos, el imputado era empleado del Ministerio de Justicia de la provincia, y usaba esa condición laboral para exigir el silencio de la adolescente, a la que amenazaba con “encerrarla en el instituto de menores Esperanza”.
Actualmente, además de estos dos casos juzgados esta semana, en la Cámara 8ª del Crimen hay otras 11 causas de abuso sexual, en trámite. Algunas ya tienen fecha de juicio.
“Salvo dos en la que el acusado es un tercero circunstancial, en todas las demás se alude a situaciones de abuso ocurridas dentro del ámbito cercano a la víctima. Padres, concubinos, abuelos, vecinos, tutores...”, relata el fiscal Hugo Almirón.
El fiscal señala que, atendiendo esta realidad del abuso intrafamiliar, y dado que prevalecen ambientes de carencias y vulnerables socioeconómicamente, el Ministerio Público busca que, además de atender la cuestión meramente penal, la sentencia incluya alternativas de contención a la víctima y a la familia.
“Buscamos que terceros allegados se comprometan en esa responsabilidad, y la amplitud del tribunal acoge estos pedidos”, apunta Almirón.
El vocal de la Cámara 8ª Julio César Bustos confirma esa perspectiva: “Estos abusos intrafamiliares resultan causas complejas, que generalmente exteriorizan un modo de vida. Por esto tratamos de no quedarnos en lo meramente punitivo, para buscar una atención al fondo del conflicto”.
Bustos, con más de 30 años de carrera en el fuero penal, confirma que los casos de abuso sexual se han multiplicado en los últimos años, y estima que “la mayor confianza en la investigación del delito ha abierto las puertas a que la gente se anime más a denunciar”.
En tal sentido, destaca la creación de unidades judiciales específicas, el uso de recintos como la Cámara Gesell para entrevistar a niños, o la prioridad de tratamiento que tienen estos casos en la Justicia: “Hoy, las instituciones le brindan mayor protección a las víctimas”.
“A la luz de la estadística, confirmamos que es el ámbito intrafamiliar donde más se genera el abuso sexual. Aparece como una de las manifestaciones más graves de la violencia familiar”, apunta el juez,
Luego agrega algo que también aparece como una constante en los casos que llegan a juicio: “Generalmente, son hechos que se ven favorecidos por situaciones de marginalidad”.
El juez Montero indica que al momento de dictar sentencia, ese contexto socioeconómico se valora como una pauta para la mensuración de la pena a imponer. “De todos modos –indica–, lo importante es el tema del daño en la víctima, ya que en la mayoría de los casos el abuso importa una proyección no sólo física, sino también psíquica, en el presente y en el futuro. Afortunadamente, ahora existen más alternativas de abordaje”.
En la Cámara 9ª del Crimen, prácticamente se repite la misma situación. De analizar las 12 causas por abuso sexual juzgadas el año pasado y actualmente en trámite en ese tribunal, surge que las víctimas fueron casi todas menores de 13 años (también aparece una joven mayor de edad, discapacitada) y los agresores, hombres del entorno cercano: padres, tutores, vecinos, padrinos.
En esos juicios se aplicaron condenas graves, algunas de ocho, nueve, 10 y hasta 14 años de prisión, especialmente cuando en el expediente el abuso sexual fue unido a la figura de la corrupción de menores.
Causas complejas. “Este año, por ahora, viene más tranquilo que el anterior. De las 30 causas con y sin preso con citación a juicio, hay dos por abuso sexual, lo que es menos de 10 por ciento. En 2007, en cambio, la proporción fue mucho más elevada: tuvimos 30 por ciento de audiencias por este tema”, dice el juez Daniel Ferrer Vieyra vocal de la Cámara 11ª del Crimen de la ciudad de Córdoba.
El camarista confirma que a su tribunal llega el mismo patrón criminal que en los otros. “El común denominador es el abuso intrafamiliar, en víctimas menores de edad, de ambientes o condiciones vulnerables”, señala.
Ferrer Vieyra explica que, en la Cámara 11ª, abordan estos juicios de manera colegiada (con los camaristas Nereo Magi y Graciela Bordoy de Pizzicari), porque “son causas complejas en las que casi nunca hay prueba directa, sino indiciaria; y en las que la declaración de responsabilidad supone penas altas: un abuso calificado por el vínculo prevé una escala de ocho a 20 años”.
Precisamente por esta característica de la prueba, son causas que muy rara vez se analizan en juicios abreviados.
“El acusado casi nunca confiesa. Rara vez declara sobre la acusación, sino que adopta como postura defensiva la negativa de los hechos y la abstención; entonces, cobra gran importancia el análisis exhaustivo de los indicios, de los estudios criminológicos, las pericias y las testimoniales”, explica el juez.
Pese a todas estas dificultades, Ferrer Vieyra señala que, en un 90 por ciento de los casos, los juicios concluyen en la condena del acusado”.
Concubinos, abuelos. Esta semana, a puertas cerradas, las cámaras del crimen continuaron analizando más causas sobre abuso sexual. Todas, según las sentencias, generadas en el ámbito familiar de las menores de edad víctimas de los hechos.
En la Cámara 6ª, un hombre recibió 10 años de prisión por violar a su nieta adolescente. Fue uno de los pocos casos en los que hubo confesión del imputado. Vale aclarar que el hombre fue descubierto en flagrancia, una tarde de febrero de 2007, por un policía que patrullaba por Camino a San Carlos y vio a una pareja manteniendo relaciones en un Ford Taunus. Al ver que se trataba de un hombre adulto con una adolescente, les pidió documentos, pensando que había detectado un caso más de prostitución de menores. Y el procedimiento reveló que eran abuelo y nieta. El abusador, además, era el encargado de cuidar a la chica, dado que el padre de la víctima está preso, condenado por la matar a la madre. Drama sobre más drama.
En la Cámara 8ª del Crimen, el miércoles fue condenado a nueve años un hombre, por violar a la hijastra, de 13 años.
El jueves, en ese mismo tribunal, otro hombre, de 43 años, recibió 11 años de prisión por abusar de la hija de su concubina. Al momento de los hechos, el imputado era empleado del Ministerio de Justicia de la provincia, y usaba esa condición laboral para exigir el silencio de la adolescente, a la que amenazaba con “encerrarla en el instituto de menores Esperanza”.
Actualmente, además de estos dos casos juzgados esta semana, en la Cámara 8ª del Crimen hay otras 11 causas de abuso sexual, en trámite. Algunas ya tienen fecha de juicio.
“Salvo dos en la que el acusado es un tercero circunstancial, en todas las demás se alude a situaciones de abuso ocurridas dentro del ámbito cercano a la víctima. Padres, concubinos, abuelos, vecinos, tutores...”, relata el fiscal Hugo Almirón.
El fiscal señala que, atendiendo esta realidad del abuso intrafamiliar, y dado que prevalecen ambientes de carencias y vulnerables socioeconómicamente, el Ministerio Público busca que, además de atender la cuestión meramente penal, la sentencia incluya alternativas de contención a la víctima y a la familia.
“Buscamos que terceros allegados se comprometan en esa responsabilidad, y la amplitud del tribunal acoge estos pedidos”, apunta Almirón.
El vocal de la Cámara 8ª Julio César Bustos confirma esa perspectiva: “Estos abusos intrafamiliares resultan causas complejas, que generalmente exteriorizan un modo de vida. Por esto tratamos de no quedarnos en lo meramente punitivo, para buscar una atención al fondo del conflicto”.
Bustos, con más de 30 años de carrera en el fuero penal, confirma que los casos de abuso sexual se han multiplicado en los últimos años, y estima que “la mayor confianza en la investigación del delito ha abierto las puertas a que la gente se anime más a denunciar”.
En tal sentido, destaca la creación de unidades judiciales específicas, el uso de recintos como la Cámara Gesell para entrevistar a niños, o la prioridad de tratamiento que tienen estos casos en la Justicia: “Hoy, las instituciones le brindan mayor protección a las víctimas”.
No se puede creer lo que esta pasando!! Las pruebas que dieron los chicos son contundentes, estan sufriendo ellos y sus familias, mientras que estos inadaptados estan en libertad y encima con la guarda de sus hijos. Pensar que creemos estar mas resguardados cuando el fiscal que se encarga de estas causas es una mujer... Mucha fuerza a estas familias, se que sus hijos estaran bien y se podran recuperar.
ResponderEliminarsiempre mire estas cosas con espanto pero de lejos. hoy dia me toco muy de serca. no pierdo las esperanzas de que entre todos vamos a poder defender a estos angeles, los niños.
ResponderEliminarcomo tia aconsejo a mamás, papàs tios, tias y abuelos que esten atentos y cuiden a sus niños, observenlos y sobre todo escuchenlos, los niños son mentes sanas sin meldad ellos nunca mienten..
podes salvar o defender a un angelito..